Largo y Tendido #11 — Sofá y vulnerabilidad con Elena Azcue.
Noviembre. Ansiedad y depresión.
Una de las conversaciones más especiales y vulnerables de este año.
Con una de mis personas favoritas.
Elena Azcue (@elena_azcue) y yo nos hemos apoyado en un año interesante, y compartimos reflexiones y experiencias desde nuestra verdad.
No esperaba que Ele se abriera hasta el punto que lo hace, porque son temas muy personales y sensibles. Como siempre, mis charlas no están preparadas ni tienen guion, y sale lo que es y lo que hay. Así de simple.
Os comparto su publicación en Substack, llamada Aguacero, donde la señora se marca unos textos salvajes en los que se abre en canal con gran generosidad. Amores imposibles, tardes de domingo en soledad, maternidad y humanidad. No es fácil escribir con esa transparencia, pero ella lo logra con la elegancia y la generosidad que le caracteriza.
Os invitamos a compartir vuestras experiencias con la ansiedad o el trastorno de depresión, en este espacio seguro y privado. Porque hablar de ello con naturalidad es, desde nuestro mapa, un primer gran paso.
De hecho, el objetivo de este primer contenido es ese: contarlo y pedir ayuda si es necesario.
La semana que viene nos metemos en herramientas psicológicas.
Seguimos.
P.D. Recuerdo que este mes el beneficio de las nuevas suscripciones irá destinado a afectados por la DANA.
Chicas… no tengo palabras para expresar el agradecimiento que siento por esta charla. Aun no he terminado de verla pero he sentido la necesidad de parar y escribir esto…
He pasado también por una depresión este año y me he sentido tan incomprendida que escucharos a vosotras hablar de esto me hace ver que nadie esta libre de que le pase algo así, por mucha terapia y trabajo personal que haya detrás.
Me remueve muchísimo esta charla porque llevo unos días recordando mucho esos momentos de tristeza en los que no tenía fuerzas para salir de la cama, en los que tuve que volverme a casa de mis padres porque sino no iba a poder continuar, en los que se me cayeron todos los pilares a la vez y me sentía exagerada por estar en esa situación… En los que no podía apoyarme en nadie porque, como decís, la depresión tiende a aislarte de la gente..
He perdido gente por el camino que no ha entendido el proceso, que no ha entendido la distancia. Y me duele mucho. Pero siento que me he librado también de muchos pesos que ya no me hacían bien y ahora me siento mucho más libre.
Aún me cuesta verlo como una palanca para esta nueva vida que estoy construyendo porque de verdad siento que va a ser así y que ahora, después de tanto tiempo, por fin estoy donde quiero estar y creando un entorno sano y que me nutra. Pero ha sido muy duro.
Por eso os doy las gracias. Por mostraros así, tan increíblemente vulnerables. Me siento arropada por vosotras y no me siento tan sola… Porque hay mucha soledad en esto.
A mi me salvó mi familia, que después de años de trabajo conjunto, hemos forjado una relación increíble que me ha salvado. Y también me salvó el recuerdo de haber sido tan feliz en un aula. De mi propósito, como comentaba Ana: Volver a ser profe y disfrutar del aula. Ahora he vuelto pero el recuerdo del año pasado sigue presente y estoy trabajando en ello. Y por último me salvó el impulso de querer salir y vivir cosas lejos de mi ciudad. Supongo que fui afortunada en eso porque tenía ganas de vivir.
Y la soledad… es tan clave en esto.. Pero a mi lo que me pasó es que me sentía sola alrededor de mucha gente.. por lo que la clave para mi fue cambiar de entorno y apoyarme en gente que había pasado por lo mismo o parecido.
Os agradezco de nuevo esto. Creo que este mes me va a ayudar mucho a seguir integrando el proceso por el que he pasado y poder seguir adelante asumiendo que he pasado una depresión y no sintiéndome exagerada por decirlo… porque si, a veces me pasa.
Os abrazo muy fuerte a las dos. Elena, qué descubrimiento tan grande. GRACIAS. De verdad, me inspira y me consuela ver que vosotras, PEDAZO DE MUJERES, habéis salido adelante. Gracias por mostraros tan HUMANAS.
Hola a todas las guepardas, este mes es un tema que me toca casi desde que tengo uso de razón. Me resulta complicado hablar de ello y poder explicarlo bien, pero me apetece intentarlo, porque al igual que habéis hecho vosotras, podría ayudar a alguien. Por mi entorno familiar, por un padre y familia paterna narcisista, que despreciaban a mi madre y me usaban a mí como instrumento de daño, supe años después que había desarrollado un apego ansioso. Eso hacía que la única forma en la que me sentía querida por mi padre fuese sacando las mejores notas, si era un notable ya no era suficiente, si cuando elegí carrera solo tenía valor si era medicina…y así ha sido un poco mi vida. Un miedo a fallar tan grande que a veces no me ha dejado respirar, si no era perfecta no me iban a querer…porque sentía que se me quería por lo que hacía o conseguía no por lo que era. Por tanto la ansiedad ha estado siempre conmigo, y muchas veces no he sabido, cuando estaba mal, si era ansiedad o era yo misma, para mí es una línea muy borrosa. Es complicado no saber cuándo hablas tú o tu ansiedad. He pasado por 3 depresiones en mi vida que han requerido tratamiento médico y psicológico. Tuve la fortuna de que la primera depresión que pasé fue tras la muerte de mi padre, tenía yo 25 años. Y por muy triste que parezca fue lo mejor que me pudo pasar, con su muerte mi familia paterna desapareció de mi vida y nos quedamos mi madre y yo. En este caso fue la vida quien me quitó el peor entorno que podía tener. A veces pienso que habría sido de mi si en lugar de mi padre se hubiese ido mi madre. Pero será porque la vida quería enseñarme que se puede vivir de otras maneras. Las dos siguientes fueron por una relación tóxica con un psicopáta, que me dejó fuera de juego, sin poder vivir en mi casa recién comprada porque todo se había desarrollado allí, con una baja laboral porque no era capaz de dejar de llorar y sin saber quién era yo. En ese momento encontré a la psicóloga que me salvo la vida. Literalmente. Porque yo tampoco quería seguir viviendo así, pensé mil veces cuando conducía dar un volantazo y acabar con todo, pensé en cómo podía hacerlo. También tenía claro que si lo hacía no iba a fallar, soy médico por tanto sé muy bien cómo hacerlo. De ahí me sacó el entorno que tenía, que estuvieron incondicional y sabía que tenía que salir por ellos, no por mi. Y ese fue el primer paso. Mi psicóloga que me salvo la vida, supo hacerlo muy bien, volvimos a la infancia, a la raíz del problema, me ayudó a sanar trauma con EMDR…y en cierto modo volví a nacer. La medicación por supuesto también fue clave. La última ha sido complicada, por una sobrecarga laboral más la noticia de que ser madre biológica en mi caso iba a ser casi imposible. Y aquí estoy ahora, con mi tratamiento con el apoyo más grande que he tenido nunca, que es mi marido, que me demuestra que me ama por quien soy, y no porque sea cirujana, guapa y gane mucho dinero. Porque como decía Elena, cuando la gente ve en ti lo que se supone tener éxito en la vida, que es lo más superficial, creen que no puedes pasar por estar triste o deprimida o querer morirte.
Y aunque es duro, sé que todos estos procesos por los que he pasado me han cambiado, no creo que me hayan hecho más fuerte, pero me han enseñado que puedo superarlo, que puedo ser víctima en un momento y en otro ser una guerrera que sale con más fuerza. Que hay que aprender a poner el foco en lo que has conseguido y en lo que tienes. Y cuando miro ahí siento que soy tremendamente afortunada. Que mi ansiedad o mi yo ansioso me va acompañar cada día de mi vida y que tengo que aprender a ser más compasiva conmigo misma. Que me tengo que querer con lo bueno y con lo malo. Como hace mi entorno conmigo y como yo lo hago con ellos.
Un abrazo a todas, especialmente a aquellos que están pasando por un momento como este, que aunque no lo parezca en el momento, cuando pase, serán otras personas, con más recursos y con las conocimiento de sí mismas. ❤️