El lunes pasado me pudo la impaciencia y compartí la primera entrega de Chupitos de V.I.D.A. a las ocho de la tarde. Me emborraché con vuestro feedback, me quedé respondiendo hasta las tantas y el chute de dopamina no me dejó dormir. ¿A quién se le ocurre liarse con chupitos entre semana? A mí cuando pongo la pasión por delante de la coherencia. Como sigo priorizando los valores orden—nido— descanso, cambio el día de esta sección al sábado y así tenemos el domingo para recuperarnos.
¡Camarero! Otra ronda, por favor.
Una película
Francia. 2011
Creo que podría considerarla mi película favorita. Esta mezcla de drama y humor ha logrado que la vea siete veces y siempre acabe con un nudo en la garganta. Gracias a ella descubrí a Ludovico Einaudi cuando aún no era reconocido como uno de los grandes pianistas del mundo. Recomiendo sentir la película además de verla.
Philippe, un refinado aristócrata millonario se queda tetrapléjico por un accidente en parapente y contrata como cuidador a Driss, un joven senegalés de barrio marginal que acaba de salir de la cárcel. A lo largo de la trama se ve como dos mundos y formas de ser que parecen tan opuestas, acaban construyendo una divertida y bonita relación en torno a valores como la empatía, la vulnerabilidad, el respeto y la amistad.
Palomitas en una olla con mantequilla de la buena. Cuando estén listas, sal y pimienta. No me fio de la gente a la que no le gusta la pimienta.
Un evento
Working Day — Máster de Tranquilidad Emprendedora
En 2023 soy mentora de valores y creencias en el MTE y la sesión de bienvenida a las nuevas alumnas me devolvió a mis inicios. A través de ellas entendí que yo lo hice al revés. Hace dos semanas escribí sobre mi nueva perspectiva del emprendimiento después de seis años de ensayo y error. Menos idealizada. Con menos trascendencia. Más realista. Si quieres leerla, la tienes aquí.
Si estás emprendiendo o piensas en trabajar por cuenta propia, te invito al evento online que guiaremos las ocho mentoras del máster desde mi querida Lanzarote. Como somos tías prácticas, en lugar de ponerte la cabeza como un bombo te vamos a poner a trabajar.
Cinco horas. Gratis.
El objetivo: que te plantees la vida que quieres antes liarte a emprender y que, si ya lo has hecho, puedas parar, recalcular ruta y seguir con el negocio sin olvidarte de disfrutar tu parte personal. Es acojonante lo simple que suena y lo difícil que resulta una vez te lías.
19 de noviembre — 10:30 am hora Madrid.
El buen rollo está asegurado porque somos amigas y no lo podemos disimular. Tampoco lo pretendemos. La pasión inevitable aunque la intentemos controlar.
Parte de las inscripciones para la tercera edición del máster ya están cubiertas, pero, al terminar el evento abriremos las plazas que quedan con un precio de ratuchis que solo durará ese día.
Te apuntas en este enlace y recibes la invitación para Zoom. No quedará grabado ni será enviado porque, en este tipo de acción, apostamos por el momentum. A veces nos ponemos así de chulas, pero también somos majas. Nos vemos en 7 días.
Una respuesta
«¿Tomar distancia con tu madre o intentarlo por 14684 vez?»
Para mí, la distancia me parece sana llegadas a la 14684 vez.
Solo me sale decirte que no por ello eres una mala hija. Que sueltes la culpa si puedes o que, al menos, lo intentes. Me parece importante que valides lo que sea que sientes hacia tu madre, sea bueno o malo y que no te fuerces en hacer algo que no te sale o te hace sufrir por ahora.
Creo que el hecho de que los padres nos hayan dado la vida es maravilloso y que hay que agradecerlo, pero en ningún caso esto nos asegura que vayamos a quererlos, que nos guste estar con ellos o que tengamos que forzar un tipo de vínculo que no se da de forma natural. No estamos obligadas a ello.
Esta opinión es poco popular, pero me da igual.
Una charla
El poder de la vulnerabilidad — Brené Brown
No es la primera vez que la nombro ni será la última. Esta fuera de serie norteamericana es investigadora y profesora en la Universidad de Houston y lleva más de quince años estudiando la conexión humana, la vulnerabilidad, la vergüenza y la empatía.
Sus charlas son famosas en el mundo entero y la que os comparto tiene más de 22 millones de visualizaciones. Atención a su forma de contar historias.
Escucharla y leer sus libros me ayudó a seguir exponiéndome en redes sociales en momentos de miedo y vergüenza, así como apostar por la valentía para desnudarme en mis dos libros.
«Ser dueño de nuestra historia puede ser difícil, pero no tanto como pasar la vida huyendo de ella. Aceptar nuestra vulnerabilidad es arriesgado, pero no tanto como renunciar al amor, la pertenencia y la alegría. Solo cuando seamos lo suficientemente valientes para explorar la oscuridad, descubriremos el poder infinito de la conexión».
Un ejercicio
3 minutos de logros
Es habitual que se nos olvide de lo que somos capaces y que nos quedemos en blanco cuando nos preguntan sobre nuestras fortalezas. Tenemos la mala costumbre de volver al pasado para culpabilizarnos y rara vez utilizamos ese viaje a nuestro favor.
Te propongo que pongas el temporizador del móvil en 3 minutos. Antes prepara un boli con el que te resulte placentero escribir, que se deslice bien y un folio o libreta en la que puedas escribir.
Es simple. Te invito a que vuelvas al pasado en busca de logros personales. No hablo de correr una maratón, sino de todas esas pequeñas victorias que tristemente pasan desapercibidas. Es aconsejable bajar un poquito la vara de medir y la autoexigencia. Es una oportunidad para practicar la amabilidad hacia ti misma.
Respira, prepara el boli, dale al temporizador y no pares de escribir lo que te venga durante tres minutos. Si quieres cinco, mejor para ti. El reto es no parar. Al principio es habitual quedarse en blanco. Vivimos en una sociedad en la que está mal visto reconocer nuestros logros en público, pero una vez empiezan a salir no paran. Cuando acabes puedes mirarte en el espejo y leer tu lista en voz alta, sacando pecho y mirándote a la cara. En ellos están tus fortalezas.
Una canción
Aleluya — Enrique Morente, Lagartija Nick y Vicente Amigo.
Un día estaba muy triste y una persona a la que adoro me llevó a cruzar Timanfaya en coche durante el atardecer. En las horas del ocaso los volcanes y la lava parecen teñidos de pan de oro. Cruzo esta carretera cuando quiero creer en Dios. O llámale como quieras.
No conocía esta versión del clásico Aleluya de Leonard Cohen. Esta persona la hizo sonar coincidiendo con en el punto álgido del recorrido. Rodeados de lava y cielo. Cerré los ojos, le cogí la mano con fuerza y giré la cara hacia mi ventanilla porque me daba vergüenza que me viera llorar. La fe es lo que te devuelve la paz cuando nada tiene sentido.
¡Salud!
Ana.
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Me escribiste en el libro : SUELTA LA AUTOEXIGENCIA, SALTA A CREER QUE PUEDES Y CONFIA EN TUS POSIBILIDADES. En ese momento pensé, que guay ! Pero varios meses después he terminado en terapia y la conclusión: eres muy autoexigente, necesitas compadecerte más de tí misma. El video de Brene habla de que las personas que creen que son suficientes como son se compadecen de si mismas, así que...a por ello que voy.
¿De dónde me viene? Yo lo tengo claro, de mi madre. Ella se dedicó a cuidar de mi hermano con discapacidad y yo solo era una pelusa más de la casa. Su depresión me ha hecho mucho daño, con frases como : " si vas a casa de tus suegros mejor calladita y así no metes la pata" " tú qué vas a saber si acabas de salir del huevo" " mira que delgada y lista tu prima, a ver si comes menos"... Son una de las perlitas que me deja la persona que me dió la vida ( las más fuertes las guardo para mí y mi terapeuta)
El hecho de que digas que no debo crear un vínculo perfecto con ella me gusta, por que no puedo, y quizás debe ser así. Quizás tenía que tener una madre así para aprender a quererme, a respetarme como nadie ( ni una madre) haría por mí.
Que Lanzarote amplíe la oferta de hoteles y vuelos para 2023
Merece la pena, cada segundo de los que reservo siempre para leerte con tranquilidad. Eres una animadora de VIDAs. Da igual que sea Chapita que Chupito, siempre hay algo que te hace abrir los ojos y el corazón. Gracias Ana