Largo y Tendido #1 ¿Cuántas semanas de vida te quedan? ¿Y a qué vas a renunciar?
Enero. Gestión del tiempo para salvajes.
No llegará nunca el día en el que lo tendrás todo bajo control, en el que la avalancha de correos electrónicos se mantendrá a raya, en el que tu lista de cosas por hacer dejará de crecer, en el que habrás cumplido con todas tus obligaciones en el trabajo y en casa, en el que nadie estará molesto contigo por dejar pasar una fecha de entrega o cometer un error, y en el que la persona totalmente optimizada en la que te habrás convertido podrá, al fin, abordar las cosas que de verdad dan sentido a la vida. Empecemos por admitir la derrota: nada de eso va a pasar.
Pero ¿sabes qué? Es una maravillosa noticia.
Oliver Burkeman.
Qué raro se me hace esto. Tantos años dedicando mi tiempo a crear en abierto para cualquiera que quisiera leerme y, ahora, saber que estas palabras van dirigidas a un número mucho más pequeño de personas que, además, han pagado por ello. Es bonito. Me siento menos expuesta, más protegida para soltar las barbaridades que a veces callo por miedo al juicio y, obviamente, más valorada por lo que hago. Me gusta. Gracias.
Este contenido en texto, Largo y Tendido, va a variar. Hoy apuesto por el género en el que más cómoda me siento, el ensayo, y analizo las ideas principales del libro que recomiendo. Sin embargo, en el mes de marzo mostraré una parte que tengo escondida bajo llave y que practico en secreto desde la adolescencia. Entraremos en la sexualidad femenina a través de la ficción erótica.
Os invito a que no esperéis nada en concreto para que os abráis a todo. Lo único que aquí prometo es poner mi atención, intención, conocimiento y corazón en cada palabra. El resto, es cosa vuestra.
Este año vamos a abrir doce melones importantes, y siempre tuve claro cuál sería el primero. No podía, ni quería, empezar este proyecto sin poner encima de la mesa lo que da sentido a la vida. La única certeza que tenemos.
A la larga, estamos todos muertos.
Así empieza el libro que me ha cambiado la vida.
Y mira que lo sabía, que lo experimenté hace relativamente poco, cuando mi padre falleció de un paro respiratorio delante de mí. Él y yo, a solas. Fue la primera vez que vi la muerte humana con mis propios ojos. Años atrás había abrazado a mi perro de toda la vida en el proceso de eutanasia, pero mi cerebro lo había borrado porque no soportaba el dolor. Después de mi padre fue mi abuela. Intenté grabarme a fuego la muerte para valorar más y mejor la vida, pero con el paso del tiempo y el ritmo acelerado de nuestros días supongo que se me olvida.
Este mes vamos a reflexionar y a trabajar la gestión del tiempo desde el punto de vista que plantea 4000 semanas: gestión del tiempo para mortales de Oliver Burkeman. Radicalmente disruptivo en la era de la productividad y profundamente realista.