23 de marzo
Esta mañana tenía una canción en Whatsapp. Adri me la envió a las cuatro de la mañana. Ningún mensaje más. Ni un hola. La he escuchado mientras me duchaba con agua hirviendo, hasta que me han salido rojeces en el cuerpo. Dicen que es malo para la piel, pero no puedo evitarlo, como tantas otras cosas. No acepto esta parte de mí, la poca fuerza de voluntad que tengo me pone nerviosa, me incomoda. He leído que es finita, que a lo largo del día se acaba y que es importante que hagas lo que te cuesta por la mañana, que es cuando tienes la reserva llena. Quizá sea eso. Que la utilizo en el orden incorrecto. Primero va la pareja, cuando la tengo, o la no-pareja, el trabajo, ser buena amiga, lidiar con mi madre, ayudar a todo el que pasa por delante… y cuando me toca ayudarme a mí misma, ya no me quedan fuerzas.
No conocía la canción. Everything to me de Mark Wilkinson. Me ha dado un vuelco el corazón al escucharla. Me jode seguir ilusionándome tan fácilmente y no consigo cambiarlo. Parezco una niñata. Me devuelve a mis catorce años, cuando pasaba horas en la butaca de piel de mentira pelada de casa de mis padres, al lado del teléfono fijo, esperando que Roberto me llamara. Escuchaba el CD de Maná una y otra vez y lloraba desconsoladamente porque me había declarado y había sido rechazada por un chico diferente a mi padre por primera vez. A mí me gusta Mónica, la rubia que está buenísima, y tú eres fea. Menudo subnormal. Ahora que lo veo como adulta me parece casi peor que en aquel momento. Estas sentencias son crueles, y justificarlas porque provienen de adolescentes me parece un grave error. Un adolescente es un proyecto de adulto que, en las mejores condiciones, acabará por llegar a serlo.
Confío en que mi psicóloga me enseñe a no ilusionarme tan rápido, aunque en el fondo me da pena, porque esa capacidad de emocionarme me hace sentir viva y forma parte de mí. ¿Hasta dónde es sana la intensidad a la hora de vivir lo que te pasa? No tengo criterio claro en este tema. Ni en muchos otros. Me da vergüenza reconocerlo, de hecho, no suelo hacerlo, porque parece que hoy en día eres una pringada si no tienes opinión formada y rotunda sobre todos los melones que hay abiertos en nuestra sociedad y, no sé el resto, pero cuanto más mayor me hago, menos idea tengo de todo. Así, en general. Esta falta de criterio aplicada en el amor me hace poner en tela de juicio todo lo que siento y hago. Es como si anduviera por una cuerda floja de forma torpe sin colchoneta que me recoja.
Por curiosidad he buscado la letra de la canción que me ha mandado Adri.
Tonteo y lo minimizo,
Pero nena, significas el mundo para mí.
A veces puede ser difícil de ver,
Pero cariño, significas el mundo para mí.
Solo, ahogándome en este mar sin fin,
Hasta que vengas a casa a rescatarme.
Y donde quiera que vayas ahora,
Me llevas por un camino,
Y cada vez que sonríes,
Me llevas a un paseo,
A donde quiero estar.
Significas el mundo para mí.